La intoxicación mediática y la islamofobia que se viven en Occidente han llevado a las compañías de producción de juegos electrónicos que están en búsqueda del máximo beneficio, a presentar juegos que se desarrollan en Líbano, Irán, Iraq o Afganistán.
El encargado de las tecnologías de información en el Centro de Información Islámica de Yazd, Amin Nezarat, en una entrevista declaró que los juegos electrónicos producidos en Occidente, y especialmente en los Estados Unidos, eran una representación lúdica de las ideas de algunos políticos occidentales que se oponen al Islam.
«La intoxicación mediática y la islamofobia que se viven en Occidente han llevado a las compañías de producción de juegos electrónicos que están en búsqueda del máximo beneficio, a presentar juegos que se desarrollan en Líbano, Irán, Iraq o Afganistán. La propaganda en contra del Islam detrás de los voces gritando "Allahu Akbar", o de los murmullos en árabe de grupos terroristas, y animan a los jóvenes a pensar que los musulmanes en general son terroristas y personas peligrosas.
Por ejemplo, el juego "Killer Law", que ataca la idea del Mahdavismo, es la historia de un iraní ismaelita del siglo XII durante las cruzadas, y trata de legitimar el ataque contra los musulmanes y las invasiones contemporáneas de los Estados Unidos.
La creación de los juegos electrónicos portando mensajes políticos, ha comenzado después de la guerra del Golfo, y ha aumentado considerablemente después de la invasión de Iraq y Afganistán, por los Estados Unidos.
En algunos juegos podemos ver los combates en las ciudades de Ahvaz y de Khark, estos métodos son insidiosos y muestran muy bien los objetivos que están detrás de estas producciones anti culturales.
Además de los valores religiosos y los pensamientos políticos, los juegos atacan también las normas sociales, es lamentable que los encargados los consideren únicamente como diversión que ellos consideran una pérdida de tiempo, sin tener en cuenta su contenido ideológico.
Obviamente que no negamos que algunos juegos consolidan la esperanza y la confianza en sí del niño, y le enseñan a luchar contra las dificultades», declaró él.